RAMON ANGEL PEÑA MUÑOZ, además de ser el excelente jardinero, que desde hace 21 años está vinculado a Ciudad Don Bosco y ha ocupado diferentes cargos, (mayordomo en San Rafael y en Coveñas, mantenimiento y jardinería), es también el adulto líder del Club de Jardinería de Ciudad Don Bosco; cargo que lo ha ubicado, sin buscarlo, en una posición de “guía y consejero” para los jóvenes del Club.
Así es. Ramón, más conocido como la Kika, con su sabiduría popular, la experiencia y el sentido común que la vida le ha ayudado a afinar, es un magnifico educador que con sólo sus cualidades personales y sin sofisticadas estrategias profesionales o técnicas, logra acercarse a los jóvenes, para aconsejarlos y proporcionarles el acompañamiento que tanto necesitan.
Ramón Ángel, sin conocer sus dotes de educador, tomo una iniciativa que años atrás había tenido la psicóloga Claudia Tamayo, quien había iniciado un Club de agricultura; el cual a pesar del entusiasmo inicial, no duró mucho.
Entonces atendiendo una recomendación del padre Rafael Bejarano, quien le dijo que escogiera a algunos muchachos para que le ayudaran, y teniendo en cuenta el suspendido club de agricultura, logró interesar a dos muchachos inicialmente y muy pronto su club creció con siete miembros hasta llegar a once, con los que cuenta hoy. No recibe más porque no puede dedicarles la atención y el cuidado que cada uno requiere.
Así fue como durante el transcurso de año y medio, Ramón Ángel: La Kika, ha trabajado con un grupo de jóvenes de la institución quienes, además de estar aprendiendo algunos aspectos técnicos y prácticos de la jardinería, reciben de este hombre, de amplia y agradable sonrisa, orientación sobre el diario vivir, entre sus consejos está toda una argumentación sobre por qué no deben irse para el barrio, sobre lo que es malo o no lo es; sobre el respeto a los compañeros, a los mayores a los animales, a las plantas y a la casa en donde vivimos. “Ellos saben que les digo las cosas por su bien y no para hacerles mal y ellos siempre se dan cuenta de que lo que les digo es la verdad”, anota Ramón Ángel.
En el club, se les enseña a desherbar, a guadañar, la siembra de jardín, los almácigos (siembra de tallos) y a podar, y mientras aprenden estas cosas nuevas para sus vidas, los jóvenes del club de jardinería reciben la palabra al oído de quien sí conoce la vida y los lleva a reflexionar sobre el futuro ya que como dice Ramón, “aunque sea para trabajar en jardinería les sirve, si no consiguen más, o para cuando puedan tener su propia finquita”.
Por otra parte Ramón cree que a medida que los jóvenes se involucren con el jardín, aprenden a cuidar más a Ciudad Don Bosco y a entender que esta es su casa y que deben mantenerla bonita y conservarla. El tiempo que dedican a la jardinería es tiempo en el que no se van para el barrio, no están fumando o pensando en cosas malas.
Dentro de la pedagogía de Ramón está enseñarles a los jóvenes del club como contestar a aquellos que quieren desmotivarlos diciéndoles esclavos; “Pues mijo contéstele: ¡yo trabajo porque quiero salir adelante!.. y con eso les tapa la boca”. Así como habla con los profesores para preguntar por el desempeño académico de los chicos, también les dice a todas las personas que a los jóvenes no se les deben decir las cosas de golpe, ni delante de otros. Se les debe hablar con suavidad y amabilidad.
“Yo me siento contento: yo veo que los consejo que uno les aporta, si han valido… creo que todos podemos hacer mucho por los pelaos porque ellos ocupados sin pensar en cosas malas, ni malas compañías, van saliendo adelante y se les puede guiar y educar”.